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22

dic

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Se ajusta el esquema cambiario: desafíos pensando en lo que viene

La recalibración de las bandas cambiarias busca fortalecer reservas, anclar expectativas y mejorar el acceso al financiamiento.

por Santiago Vargas Oria, Portfolio Manager de Nasini SA

Finalmente, el equipo económico anunció una modificación en el esquema de bandas cambiarias. A partir de enero, el límite superior de la banda se ajustará por inflación con un rezago de dos meses (T-2), es decir, tomando como referencia la inflación de noviembre.

En línea con las demandas del mercado y los compromisos asumidos con el FMI, el objetivo principal de esta recalibración es lograr una acumulación de reservas más rápida y consistente con la demanda de dinero y la liquidez del mercado cambiario. En este marco, el BCRA buscaría participar con compras equivalentes a aproximadamente el 5% del volumen diario promedio, lo que implicaría entre US$200M y US$600M, sumando además eventuales compras en bloque.

Bajo un escenario base, el BCRA estima una acumulación de reservas del orden de US$10.000M, asumiendo un aumento de la base monetaria hasta el 4,8% (desde el 4,2% actual).

Impacto esperado
Esta medida permite ajustar las bandas en términos reales y refuerza explícitamente el compromiso con la acumulación de reservas. En este sentido, contribuye a reducir las expectativas de devaluación y favorece una baja del riesgo país, condición necesaria para recuperar el acceso a los mercados internacionales de deuda.

Asimismo, se reconoce la importancia del equilibrio externo, buscando evitar apreciaciones excesivas del tipo de cambio. Es probable que se observe un leve rebote de la inflación, aunque compensado por mejoras en el nivel de reservas, una reducción del riesgo país y un mayor crecimiento de la actividad. En este contexto, las tasas reales podrían ubicarse en niveles algo más bajos, con tasas nominales relativamente estables.

Desafíos
Al no ajustarse el nivel del límite superior de la banda cambiaria, el nuevo esquema podría mostrar una mayor sensibilidad a los movimientos del dólar a nivel global y de las monedas emergentes, en particular del real brasileño.

Además, el objetivo de acumulación de reservas seguirá condicionado a la oferta de dólares por cuenta corriente o financiera, en un contexto menos favorable debido a la caída de los precios de los commodities. Por otro lado, el ajuste de las bandas por inflación pasada (T-2) podría implicar un proceso de desinflación más lento.

También será clave monitorear el riesgo de volatilidad en las tasas de interés ante eventuales cambios en la demanda de liquidez cambiaria. En este sentido, el BCRA buscará continuar con la normalización de la política de encajes.

Nuestra visión
Consideramos que esta recalibración va en la dirección correcta. Si bien implica aceptar el trade-off de una desinflación más lenta, permite avanzar en la acumulación de reservas vía remonetización y apunta a dinamizar la actividad económica. Los primeros resultados ya muestran una caída del riesgo país, alcanzando mínimos desde el inicio del gobierno de Milei.

Hacia adelante, el mercado seguirá atento al cumplimiento de los objetivos planteados, particularmente en materia de inflación y tasas de interés. Asimismo, resta definir la fuente de los dólares necesarios para afrontar los pagos de enero, ya sea a través de mayores compras de reservas, una eventual emisión externa (sujeta a la aprobación del presupuesto) o un repo con bancos internacionales.

En este contexto, mantenemos una visión optimista sobre la deuda soberana y la curva CER. Bajo un escenario favorable, una continuidad en la baja del riesgo país también podría habilitar al Merval a buscar nuevamente los niveles alcanzados en enero de este año.

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